Primero de todo para poder entender qué es el acoso escolar, habría que entender los diferentes perfiles que están en este tipo de dinámicas.
Por un lado cabría destacar al acosador o también llamado bully, el cual es quien suele iniciar este tipo de situaciones de agresión física verbal o psicológica, por otro lado estaría la víctima de bullying, la cual es sometida a un ataque constante día tras día, donde dicha persona siente que no puede salir de este círculo vicioso de ataques constantes acompañados de muchos pensamientos de preocupación y miedo. Y por otro lado para concluir con la triada de este tipo de situaciones, estarían los aclamadores o “bystanders”, quienes apoyan este tipo de dinámicas ya sea apoyando las actuaciones del acosador o atacando también a dicha víctima. Cabe destacar que el acosador o “bully” no tendría ningún poder si no tuviera el apoyo de sus aclamadores, por lo que la posible intervención sería enfocada sobre este último grupo.
Con relación a la detección de este tipo de dinámicas, es cierto que los profesores son los que deberían de estar más atentos a detectarlas, por la mayoría de tiempo que pasan conviviendo con ellos, a pesar de que a veces puede ser muy difícil, ya que este tipo de ataques ante la víctima suele ser muy silencioso y difícil de identificar en el aula.
Por otro lado, los padres también tienen una gran repercusión en este tipo de situaciones, ya que el daño que sufre la víctima de acoso, puede ser mayor o menor en función a la reacción de sus figuras de apego, principalmente padres, pero también parejas o amigos íntimos, ya que en el hipotético caso de que la víctima vaya a casa y pueda compartir dicha experiencia que lleva sufriendo durante meses, va a ser un gran factor de protección el hecho de que la familia pueda involucrarse, buscar soluciones, querer hablar con el colegio para buscar a culpables y sobre todo poder validar el sufrimiento que supone tener que aguantar dichas situaciones, preguntando a dicha persona “como estas” “que te podría ayudar en este momento”, con solo el hecho de mostrar un refugio donde ese niño pueda calmarse, a parte de ser un gran alivio, puede ser un gran factor de prevención para evitar situaciones de más riesgo buscando esa regulación emocional, como puede ser empezar a entrar en contacto con adicciones (porros, cocaína, hachís), autolesiones, o en el pero de los casos ideaciones e intentos suicidas con el fin constantemente de querer acabar con la angustia de tener que vivir de forma reiterada este tipo de ataques por sus iguales.
Ya por último en cuanto a la intervención, como decía previamente, hay que entender muy bien cómo funciona esta dinámica, ya que si no se entiende la estructura de la triada del bullying, es muy difícil tanto revenir como intervenir en este tipo de situaciones que se viven tan en oculto.
Principalmente en cuanto a la intervención en el aula sería, poder psicoeducar al aula en cuanto a la estructura que mantiene una situación de bullying, y por otro lado poder practicar mediante role-playings como seria vivir una situación desde la visión de víctima, acosador y aclamador, dando lugar así a la sensibilización de este tipo de situaciones de forma muy individualizada y personal.
Por otro lado el trabajo con las familias es fundamental, ya que muchas veces los progenitores no llegan a ser conscientes de lo que sucede, por lo que poder detectar señales en nuestro hijo como: cambios de humor repentinos, desapetencia por elementos o acciones que antes eran indispensables, o ensimismamiento; deberían de ser esas señales las que hagan a los padres poder acercarse y interpretar esos cambios de humor como que algo está pasando y hacerles visible que estáis ahí tanto física como emocionalmente disponibles.